Mad Men, los reyes de la felicidad


La agencia de publicidad Sterling Cooper funciona como un ecosistema perfecto que recrea el vértigo de la década más convulsa de la historia de EEUU.

Sin ganchos ni trucos Mad Men ha enganchado a miles de seguidores que esperaban impacientes la nueva temporada de los hombres de Madison Avenue. Ganadora de quince premios Emmy y cuatro Globos de oro Mad Men se ha convertido en una serie de referencia. Creada y producida por Matthew Weiner, guionista de Los Soprano, con un elenco de actores sobresaliente y una cuidadísima producción Mad Men recrea perfectamente el vértigo de una década.

Mad Men es sobre todo la historia de Don Draper. Interpretado magníficamente por Jon Hamm,  Draper es el director creativo de la agencia de publicidad Sterling Cooper, propiedad del impertérrito Roger Sterling .Felizmente casado con Betty Drapper , caracterizada como la bellísima Grace Kelly, su vida parece un anuncio. Don Draper es un triunfador que vende felicidad. Un ejecutivo condecorado en la guerra de Correa que se ha hecho a sí mismo cumpliendo el sueño americano. Admirado por sus compañeros y deseado por las secretarias Don Drapper es el hombre de Lucky Strike. Pero la llegada de su hermano  en la primera temporada es un golpe inesperado para nuestro protagonista que no es quien dice ser.

El guión de Matthew Weiner diseñado sobre los estilemas de la industria de la felicidad en los años 60 es una metáfora perfecta de un mundo corrupto que se muestra como perfecto. Madison Avenue, sede de las principales agencias de publicidad, es la metáfora perfecta de una gran mentira. Vendedores de felicidad; los hombres de Madison Avenue han construido una nueva mitología seduciendo al mundo entero con el american way life. 

“La publicidad se basa en una cosa: la felicidad. ¿Saben lo que significa la felicidad? Felicidad es el aroma de un auto nuevo. Es no sentir temor. Es un cartel en el camino que, a gritos, nos asegura que lo que hacen ustedes no tiene nada de malo.” Le dice Don Draper a los dueños de Lucky Strike.

La puesta en escena, la composición y  el estilo visual de la fotografía de Mad Men recuerdan a la soledad  y el misterio de los cuadros de Edward Hopper. Matthew Weiner  a través de los conflictos y las relaciones de los personajes de la agencia Sterling Cooper pone de manifiesto las mentiras que sostienen la sociedad americana. Relaciones personales atravesadas por el poder, el sexo, la ambición o el machismo con Kenedy o la Guerra de los misiles como música de fondo.

Don Draprer es el héroe posmoderno  que carga sobre sí las culpas de una América que nunca fue.  ¿Quién es verdaderamente Don Draper para el que el amor es sólo un slogan? Poco a poco según avanza la serie se rebela su pasado oculto. Director creativo y socio de Sterling &Cooper es en verdad Dick Whitman ,un desertor que enterró sus secretos en la guerra de Corea y que robó la identidad a un soldado muerto.

Es uno de los mejores publicistas de Nueva York pero su carrera y su matrimonio estallan en la última temporada. A pesar de tenerlo todo para ser feliz desde el principio de la serie se precipita al vacío desde su elegante oficina en Manhattan. Los títulos de crédito daban las pistas desde el primer capítulo para comprender a un personaje que no es quien dice ser. Como en los famosos títulos de crédito de Vertigo diseñados por Saul Bass el opening de Mad Men anuncia el destino de los hombres de Madison Avenue: el vacio.

Pero Don Draper  a diferencia de James Stewart parece estar acostumbrado a vivir siempre al borde del abismo. El vértigo le inspira y le excita.  El nombre de la serie, Mad Men – juego de palabras entre la palabra “mad” (locos) y una abreviación de “Madison- la avenida neoyorquina, sede de las primeras grandes agencias publicitarias hace referencia no solo a los agresivos ejecutivos de Madison Avenue sino también a la locura progresiva que les posee. La agencia Sterling Cooper funciona como un ecosistema perfecto que recrea el vértigo de la década más convulsa de la historia americana del siglo XX.

“Estoy haciendo una autopsia del mundo empresarial estadounidense”, explicó Weiner para quien la serie ejerce de autocrítica con su país. “Recoge los años de nuestro mayor glamour, la imagen más positiva que EE UU ofreció al mundo y desde ahí la serie intenta encontrar qué fue mal”, declaró el guionista y productor quien en 1984 vivió en Madrid, conoció la “movida” madrileña y las manifestaciones contra la OTAN. Una de las claves de ‘Mad Men’, es, según Weiner, “su sofisticación y su apreciación por el espectador”. “Lo hacemos desde la actitud de que la audiencia es siempre tan inteligente como nosotros”, indicó el productor, en contraste con el hábito general de las cadenas que tratan de aglutinar al mayor número de espectadores posibles buscando “el denominador común más bajo”, en palabras de Weiner.

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