Un viento tan popular como patriotico
La fuerza de los más de nueve millones de votos contra los recortes y el dominio bipartidista ha creado una nueva situación favorable a la defensa de los intereses populares
Vivimos bajo los efectos del terremoto político que supuso el 24-M. Protagonizado por una marea de más de nueve millones de votos de rechazo a los recortes y al dominio del bipartidismo. Integrada por ciudadanos de un diverso y plural abanico de sensibilidades y opciones: desde Ciudadanos a Compromís, desde Podemos al BNG, desde IU a UPyD…
Sus consecuencias ya están empezando a hacerse notar. El PP va a perder buena parte de su poder territorial (Valencia, Madrid, Aragón…). El PSOE ha perdido más de 600.000 votos, quedando relegado a una posición subalterna en muchas capitales.
Al nuevo golpe al bipartidismo se une la victoria en siete grandes capitales (Madrid y Barcelona, pero también Zaragoza, Oviedo, Cádiz, Santiago y A Coruña) de candidaturas de unidad e independientes.
Esta es una situación excelente para la defensa de los intereses populares.
Y lo es independientemente del resultado de los pactos postelectorales, al margen de las diferencias con la línea de las fuerzas que han capitalizado esta marea de votos, y mucho más allá del espectacular crecimiento de partidos como Ciudadanos o Podemos.
La mejor prueba de que el 24-M ofrece un saldo muy favorable para el pueblo es la preocupación de algunos de los principales centros en Washington.
Lo verdaderamente importante es que sopla cada vez con más fuerza un viento tan popular como patriótico. Popular porque exige revertir la catarata de recortes que nos han impuesto. Patriótico porque se enfrenta objetivamente a los mandatos del FMI o la UE, de Washington y Berlín. Y patriótico porque defiende la unidad frente a la fragmentación. Como ha quedado demostrado con la negativa de Barcelona en comú a unirse a la “hoja de ruta por la independencia” como le exigía Oriol Junqueras para darle su apoyo.
La misión del FMI que está “de visita” en España ha manifestado que “les preocupa el viraje político que puede llegar a determinadas administraciones locales”.
La agencia privada de inteligencia norteamericana Stratfor (conocida como “la CIA en la sombra”) está inquieta porque tras las generales de noviembre “el nuevo Gobierno de España deberá lidiar con las llamadas a frenar o incluso revertir algunas de las reformas económicas que fueron introducidas desde el inicio de la crisis europea”.