La trampa de los edulcorantes


Un reciente estudio israelí se suma a lo que muchos científicos llevan años advirtiendo, que los edulcorantes artificiales son nocivos para la salud. Aún así, los edulcorantes han sido autorizados por las autoridades regulatorias debido al poder que hoy tienen los grandes monopolios agroalimentarios, como ocurrió con el aspartame de Monsanto. Los edulcorantes han sido autorizados por las autoridades regulatorias debido al poder que hoy tienen los grandes monopolios agroalimentarios, como ocurrió con el aspartame de Monsanto.

El aspartame, profusamente presente en bebidas y productos light, fue prohibida en los años setenta por la FDA (la agencia norteamericana de Medicamentos y Alimentos), quien acusó al fabricante, el laboratorio Searle, de ocultar los efectos adversos, neurotóxicos y carcinógenos, de la molécula.
Sin embargo, tras convertirse Donald Rumsfeld en presidente ejecutivo de Searle todo cambió. Miembro del equipo de Ronald Reagan, la victoria de éste en las presidenciales de 1981 se tradujo en un cambio en la cúpula de la FDA que dio luz verde al Aspartame como edulcorante en las bebidas light.
Cuatro años después, Rumsfeld vendió Searle al gigante Monsanto que distribuyó el Aspartame por todo el mundo a través de bebidas (Coca-cola Zero), chicles y muchos alimentos “sin azúcar”. Los 20 años de patente les ha reportado una auténtica fortuna en manos de ellos, pero un reguero de enfermedad en millones de personas.
La clave del éxito está en nuestro interior: la recompensa neurológica ante el sabor dulce es incluso más potente que la de la cocaína en estudios realizados en ratas.
Por ello, a medida que el papel del azúcar ha sido desenmascarado en la epidemia de diabetes, obesidad, cáncer y enfermedad cardiovascular, nos han “colocado” el dulzor sin las calorías que aporta el azúcar. ¿A costa de?

Sólo unos meses después de que la Asociación Mundial de fabricantes de Edulcorantes, en su reunión de Bruselas, afirmara que los edulcorantes artificiales bajos en calorías no elevan la glucosa o la insulina en sangre, un estudio israelí publicado en Nature dice todo lo contrario.
Los autores, Eran Elinav y Eran Segal, sostienen que el incremento del consumo de los edulcorantes es paralelo al aumento “dramático” de las epidemias mundiales de obesidad y diabetes y se pueden considerar una de sus causas.
Administraron a los roedores dosis de los tres edulcorantes más frecuentes: sacarina, sucralosa y aspartame, y advirtieron que subieron sus niveles de glucosa en la sangre, más que en los animales que tomaron azúcar.
Acto seguido trasplantaron heces de ratones que habían consumido sacarina a intestinos de ratones que no podían tener flora propia y vieron como éstos reproducían la subida de glucosa. Los cambios en la flora intestinal parecen estar relacionados con las alteraciones metabólicas vinculadas a la diabetes.
El estudio en humanos se hizo sólo con siete personas, pero reprodujo los mismos resultados, con lo que se abre un nuevo campo de estudio.
El doctor francés Servan-Scheiber, en su excelente libro Anti Cáncer, una nueva forma de vida, afirma tajantemente: “toda la literatura científica señala en la misma dirección: quien quiera protegerse del cáncer debería reducir seriamente el consumo de azúcar procesado y de harinas blancas. ¿Solución? Acostumbrarse a tomar el café sin añadirle azúcar (cosa fácil de hacer con el té) y contentarse con dos o tres postres a la semana; no hay ningún límite si se toma fruta, siempre y cuando no la endulcemos con azúcar o con sirope. Otra opción es utilizar sustitutos naturales del azúcar que no causen un aumento de la glucosa en sangre o de la insulina”.
En esto último está el quid de la cuestión. En 2007 se demostró que, en diabéticos tipo II, el desayuno endulzado con Aspartame indujo una subida en los niveles de azúcar e insulina similares a los de la dieta azucarada. En ratas, el consumo de Sucralosa, Aspartame y Sacarina aumentan la secreción de insulina, lo mismo que con Acesulfame K (1987). En la Convención anual de la Asociación Americana de Diabetes, se presentó recientemente un estudio en el que se muestra que casi el 70% de los ratones que consumieron aspartamo en su dieta desarrollaron hiperglicemia en pocas semanas, más del doble del grupo control. Y, en 2009, ya se encontró que la gente que consume un refresco light diario tiene un riesgo un 67% mayor de padecer diabetes.

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