Goytisolo, Premio Cervantes 2014


Juan Goytisolo charla con Foros21 sobre su obra, la actualidad y futuro de la literatura y la situación del país.

Tras el anuncio del Premio Cervantes, el escritor Juan Goytisolo solo ha concedido dos entrevistas, una de ellas a la revista Foros21. Toda nuestra gratitud a este enorme representante de lo mejor de nuestra literatura y un sincero amigo.

Si un lector nuevo, joven, le pidiera un “itinerario” para comenzar a leer tu obra ahora, hoy mismo, ¿qué le diría, qué le recomendaría?

Le recomendaría mi última novela, titulado “Telón de boca”, que refleja netamente mi experiencia de la vida y la literatura, desde la altura literaria, y que no tiene complicaciones como pueden presentar obras como “De don Julián a Makbara”.

La crítica le coloca ya indefectiblemente como un escritor “heterodoxo”. ¿Se sientes identificado con esa etiqueta?, ¿qué significa para usted esa heterodoxia, literariamente hablando?

Nunca me he considerado como un heterodoxo. Lo que he procurado es ampliar el modelo español del nacional catolicismo que parte de una concepción ideológica incapaz de abarcar el contenido de nuestra cultura. De alguna manera he procurado someter este canon nacional.católico a lo que había sido dejado de lado. Me ha interesado siempre todo aquello que ha sido considerado heterodoxo, sin considerarme por ello yo mismo heterodoxo. De ahí mi interés por obras ignoradas durante largo tiempo como “La Lozana andaluza” o el hecho de haber traducido del inglés las obras de Jose María Blanco Withe.

Su engarce con la tradición literaria es curioso: más que con los autores que le preceden o con sus contemporáneos, se siente vinculado con obras como “La Calestina” o “El Lazarillo”, ¿por qué?

Porque una cosa es la actualidad y otra la modernidad que circula a lo largo del tiempo. Para mi obras como “La Celestina”, “La Lozana andaluza”, “El Lazarillo” o “El Quijote”, son obras que considero como contemporáneas mías, más que otras obras realmente contemporáneas que me parecen más propias del siglo XIX.

Sus “deudas literarias” no son sólo con la tradición occidental. ¿Qué debe a la tradición árabe?

Hay que entender que la literatura castellana durante sus tres primeros siglos y la literatura catalana también, fueron literaturas mudéjares, que fueron escritas en los idiomas románicos pero los modelos literarios eran árabes. Esto está muy claro desde el Poema del Cid, que es el primer poema épico tomado de la tradición árabe escrita en castellano, hasta el Arcipreste de Hita, obras como “El conde Lucanor” y “Calila y Dimna”.

En la España actual, ¿todavía “escribir es llorar”, como dijo Larra?

Creo que es mejor adoptar el arma del humor y de la ironía del espectáculo que ofrece el ruedo ibérico español ante una mirada lúcida como lo fueron las de Larra, Manuel Azaña y Luis Cernuda.

La literatura que se escribe hoy es, desde el punto de vista del lenguaje, una meseta árida con tres o cuatro arbustos, nada que ver con el vergel de un texto como “Campos de Níjar”. ¿Crees que el lector del futuro podrá leer obras con esa riqueza léxica?

Estas horas presentan una cierta dificultad dado el actual empobrecimiento del lenguaje, acentuado por el estilo casi telegráfico de las redes sociales, pero es una lucha que debe darse para que toda esta riqueza léxica no se pierda.

¿Cómo ves el futuro de la literatura?, ¿hay esperanza para la literatura frente a la censura comercial?, porque la buena literatura sigue naciendo en algunos nuevos autores…

La censura comercial es mucho peor que la censura política, porque es algo solapado que se disfraza con los éxitos de ventas. Pero una cosa es el producto literario y otra bien distinta el texto literario. Por fortuna hay una buena docena de autores en España que están defendiendo el texto literario frente al producto editorial. No están al albur de los focos pero son ellos los que mantienen la vigencia de nuestra literatura.

España está cambiando a un ritmo muy acelerado. Y al mismo tiempo resuena aquella frase de que todo cambie para que no cambie nada… ¿qué debería cambiar para que todo cambie?, si es eso posible…

No puedo yo dar una receta para la situación que estamos viviendo. El hartazgo general de la juventud con respecto a la clase política es muy sano. Debemos apoyar todos estos elementos, todas esas fuerzas que no se resignan a la corrupción y al mangoneo político al que estamos asistiendo a diario.

Sin vivir en España, pero sin dejar de estar presente, usted ha participado a través de artículos, manifiestos o apoyos a alternativas concretas. ¿Qué papel cree que debe jugar el mundo de la Cultura en un momento de transformaciones como este?

Resistir a la uniformidad y a la claudicación de quienes se limitan a poner letra a la música nacional. Todos estos escritores que lo único que hacen es nunca poner en tela de juicio sino aplaudir lo que hay.

Las noticias sobre los casos de corrupción ocupan gran parte de los telediarios, pero ¿cree que la corrupción es la enfermedad, o tan solo un síntoma y la raíz del problema es otra?

La corrupción es general en el mundo pero es particularmente intensa en España. Según la teoría de la información una noticia presentada contiene un alto interés informativo en que es improbable. Como en España la corrupción es muy probable y es pan de todos los días, pues deja de ser una noticia. La noticia sería, por ejemplo, decir fulano de tal, que está trabajando en la administración no ha robado nada. Esto, por su carácter insólito sería una buena noticia.

Mientras miles de jóvenes se van de España, miles de inmigrantes intentan cruzar la frontera con un grado de represión inaguantable. ¿Nos hemos convertido (valga la imagen) en el Muro de Berlín del sur de Europa?

Sí. El espectáculo es desolador y bochornoso. No puedo contemplar a estos muchachos encaramados en la verja de Ceuta y Melilla sin sentir un sonrojo ante el hecho de que esto sea posible en el siglo en el que vivimos.

No hace mucho publicó un artículo “El sueño de una Gran Andorra”, señalando los intereses de quienes levantan la bandera de la independencia de Cataluña, y reivindicando el espíritu de Azaña y Pi y Maragall. ¿Existe una subversión de los valores históricos de la izquierda respecto al “debate soberanista”?

El choque entre dos relatos históricos antagónicos como los del nacional-catolicismo español y el victimismo catalán en torno a 1714, es inevitable en razón de su mundo de mítica ajeno a la realidad de los hechos. La sacralidad de lo mítico no puede compartirse. Yo creo que  el gran logro de la derecha independentista ha sido presentar la utopía soberanista como única alternativa a la crisis económica que sacude a la sociedad catalana.

Como escribe Antonio Santamaría en un excelente ensayo publicado en El Viejo Topo, esto hubiera sido imposible sin la connivencia de la izquierda que fue incapaz de plantear un combate ideológico y político contra las tesis nacionalistas, y no supo formular una alternativa federalista real.

Nadie, o casi nadie, siguió la vía trazada por Pi i Margall y esto explica el seguidismo a las tesis de Mas y ERC, que atribuyen a España todos los males de Cataluña sin tener en cuenta el caracter internacional de la crisis y la responsabilidad en ella de las élites catalanas desde Pujol para abajo. La corrupción en Cataluña es la misma que en el resto de la península.

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