La obra de Kapu?ci?ski es la mirada de un socialista que retrata la caída del terror soviético con el detalle de un maestro de reporteros
Se cumplen 25 años de la caída del muro de Berlín, y todavía hoy es difícil encontrar miradas que muestren en carne viva la realidad del imperio y las consecuencias del socialfascismo soviético. Ryszard Kapu?ci?ski, candidato al Premio Nobel, Premio Príncipe de Asturias y Honoris Causa por siete universidades, el que fue calificado como “el reportero del siglo XX”, es una de ellas. Hasta el 23 de noviembre puede visitarse en La Virreina Centre de la Imatge de Barcelona, la exposición fotográfica “El ocaso del Imperio” de Ryszard Kapu?ci?ski.
La voz del Tercer Mundo
El extraordinario valor de la obra del maestro polaco radica en su posición inequívoca en defensa de la verdad desde el punto de vista de los oprimidos y explotados. Presente en el proceso de descolonización de África, testigo de las revoluciones en Latinoamérica, y vocero de los testimonios de quienes vivieron guerras, dictaduras, ocupaciones y diferentes procesos de transformación y estallido social. Fotografió la rebelión, contó la represión y se comprometió públicamente con El Tercer Mundo, defendiendo que los nuevos poderes que emergían de las excolonias habían llegado para sorprendernos. Y no se equivocó.
Ryszard Kapu?ci?ski (1932-2007) escritor, poeta y fotógrafo, militó durante 25 años en el partido comunista de Polonia. Pese a ser señalado y recriminado por colaborar con los servicios secretos pro-soviéticos, su trayectoria profesional no deja duda ninguna del bando en el que eligió “militar” y del que es buen ejemplo la exposición “El ocaso del Imperio”. Como lo es su obra “El Imperio”, reportaje literario en el que relata sus viajes de punta a punta del imperio soviético, retratando a través de los testimonios de trabajadores y aldeanos el terror impuesto por la nomenclatura.
Sin duda, una de las más destacadas personalidades –a la vez que autoridades– de la segunda mitad del siglo XX, que ha recogido un gran respeto y admiración no solamente en Polonia, sino también en España, Iberoamérica, Suecia o Italia. Ejerció durante muchos años funciones de corresponsal de la Agencia de Prensa Polaca PAP en diversos lugares de África, Asia y Latinoamérica. La mitad de su vida la dedicó a hacer viajes como reportero en los que visitó más de cien países, resumidos en su último gran libro titulado Viajes con Herodoto.
Maestro de periodistas de todo el mundo, elevó el reportaje a la categoría de arte. El escritor británico John le Carrése refirió a él como “mago del reportaje”. En el prólogo a la edición británica de “Un día más con vida”, dedicado a la guerra civil de Angola, Salman Rushdie escribió: “Un Kapu?ci?ski vale más que mil chupatintas con sus gimoteos y fantasías”.
Fue testigo presencial de la mayoría de los grandes conflictos del siglo pasado. En “El Emperador” describió la Etiopía de Haile Selassie; en “El Sha o la desmesura del poder”, el Irán de la revolución de los ayatolas; dedicó “Imperio” a la descomposición de la Unión Soviética, y “Ébano” a la descolonización de África. Siempre del lado de los débiles, de los pobres y de los humillados, había hecho del Tercer Mundo su segundo hogar.
Es también uno de los escritores polacos más traducidos: sus libros –que se han publicado en 36 idiomas revelan la riqueza y la complejidad de las culturas y muestran sus valores internacionalistas, tanto su dimensión atemporal como su compromiso con la verdad de quienes sufren y protagonizan su tiempo.
En el 2010, Artur Domoslawski, alumno, compañero y amigo, escribió una biografía “no autorizada” de Kapu?ci?ski. Pese a que Domoslawski fue acusado de “traidor y oportunista” por algunos de los pasajes en los que ensombrece la figura del maestro polaco, es así como define su obra:
“(Kaup?ci?ski) ayudó a un entendimiento universal de los mecanismos del poder. Kapu?ci?ski no cree que el poder trate del progreso y del bien de la gente, cree que el poder trata sólo del poder, y punto. A pesar de toda su desilusión sobre las revoluciones que vio, fue un simpatizante de los cambios radicales. En segundo lugar, Kapu?ci?ski nos propuso otra lectura sobre los desafíos del mundo de hoy desde la perspectiva de los excluidos: dio voz a los que nadie escucha y habló en nombre de ellos. Era un cronista y abogado de conflictos que nadie parecía advertir ni entender. Nunca compartió el entusiasmo por el capitalismo ni por las ideas de difundir la democracia entre los salvajes. La tercera gran contribución de Kapu?ci?ski fue elevar el reportaje al nivel de la gran literatura. A veces hacía experimentos literarios peligrosos para el periodismo. Es complicado llamar “periodísticas” sus historias, pero en la mayoría de casos son gran literatura. Por eso fue candidato para el Premio Nobel. Su camino es a la vez un gran ejemplo y una gran advertencia: cruzar las fronteras entre los géneros de ficción y no ficción sirve sólo para los cronistas y escritores más honestos y talentosos”.
La exposición
Las imágenes que integran la muestra fueron encontradas hace unos años en el archivo privado del reportero polaco. Datan del periodo 1989-1991, cuando el autor recorría las repúblicas de la todavía Unión Soviética. Ryszard Kapu?ci?ski planeaba organizar una exposición fotográfica fruto de aquellos viajes: seleccionó personalmente las fotografías y los encuadres, y luego guardó los negativos en sobres de color marrón, donde permanecerían durante casi una década.
La primera exposición de “El ocaso del Imperio”, inaugurada el 17 de diciembre de 2010 en la varsoviana Galería Nacional de Arte Zach?ta, mostró 50 de entre los varios centenares de fotografías tomadas en la antigua URSS. Las imágenes habían sido seleccionadas por una de las mejores editoras gráficas del país, la redactora en jefe del Departamento Fotográfico de la Agencia de Prensa Polaca (PAP, Polska Agencja Prasowa) y encargada de custodiar y gestionar el legado fotográfico de Ryszard Kapu?ci?ski, Izabela Wojciechowska (1954-2010). Fue ella quien incorporó, a la selección inicial, fotografías procedentes del viaje realizado por el reportero en 1979, tras cuarenta años de ausencia, a su Pi?sk natal. Así, el viaje fotográfico por aquellas tierras adquirió una dimensión personal.
El archivo fotográfico de Ryszard Kapu?ci?ski consta de casi 10.000 imágenes y posiblemente constituya una pequeña parte de su obra fotográfica: la que se ha salvado. Si bien predominan en él las instantáneas de África, continente donde se habían centrado las exposiciones anteriores, el carácter singular de “El ocaso del Imperio” radica en la meticulosidad con la que retrata los personajes de la tierra, de punta a punta el glacis soviético.
Las imágenes dan fe tanto del talento del reportero gráfico como de la calidad artística de su obra, que capta imágenes de paisajes con casas y cementerios, complementándolas con retratos de rostros humanos y escenas cotidianas y sencillas que contextualizan la caída del Imperio. También se encuentran entre ellas fotografías dedicadas al acontecimiento histórico que supuso el fallido golpe de estado de agosto de 1991 en Moscú, la caída del muro de Berlín o varias instantáneas del largo viaje que llevó al autor a través del Imperio soviético.