10 libros que condensan 2014


     2014 ya será para siempre el año en que murió García Márquez, el año en que Patrick Modiano recibió el Nobel de las Letras y en el que Juan Goytisolo obtuvo al fin el Premio Cervantes… pero también el año en que supimos que en España se venden hoy la mitad de los libros que en 2008.

Si hay un acontecimiento que destaque en el mundo literario de lengua española a lo largo de 2014 ese es sin duda la muerte de Gabriel García Márquez, verdadero patriarca de nuestras letras. El escritor colombiano era sin duda el escritor vivo más afamado del mundo. Su libro “Cien años de soledad”, verdadera reencarnación, al otro lado del Atlántico, de las aventuras y desventuras de don Quijote, fue la palanca que universalizó la literatura en lengua española, situándola en similares estándares de calidad, importancia y difusión a la de las literaturas de mayor renombre del siglo XX: la anglosajona, la francesa, la alemana o la rusa. Tras la estela de García Márquez, escribir en español volvió a ser un signo de gran literatura en cualquier región del globo. Y su magia permitió que el mundo pudiera disfrutar plenamente de la talla de otros escritores, como Borges, Carpentier, Vargas Llosa, Cortázar, Carlos Fuentes, Lezama Lima, Onetti… Todo un continente de las letras emergió de la feraz tierra de Macondo. La herencia que nos deja es inmensa. Y hasta el final de su vida le ha acompañado la admiración, incluso de aquellos jóvenes escritores para los que la “rebelión” contra las secuelas edulcoradas y los epígonos oportunistas del “realismo mágico” se convirtió en los últimos años en una seña de identidad. La “generación McOndo” siempre testimonió el valor incuestionable de la obra de GGM.

Pero 2014 también nos ha dejado muchas otras cosas en el terreno literario: cosas buenas y cosas malas, lo que obliga a trazar un balance necesariamente agridulce. En el terreno positivo destacar dos premios que este año han dado plenamente en el blanco (las excepciones confirman las reglas). El primero es la concesión del Nobel de Literatura a Patrick Modiano, el escritor francés que ha vivido toda su carrera literaria bastante fuera de los focos y construyendo una ingente obra narrativa sobre un suelo particularmente movedizo y, por qué no decirlo, incómodo y peligroso. Desde sus orígenes literarios, Modiano fijó su mirada precisamente en el período de la historia de Francia que nadie quería recordar: el período de la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial y la etapa del “colaboracionismo”, en la que millones de franceses aceptaron de buen grado la dominación alemana y ejecutaron las políticas nazis más repugnantes con toda decisión. Modiano, cuyo padre era de origen judío, oyó en su casa de niño una historia muy diferente a la que se contaba en los colegios y los medios de comunicación, donde se glorificaba exclusivamente una resistencia que, al menos, al principio, fue bastante minoritaria, y se ocultaban celosamente los episodios más oscuros de la colaboración. Su “Trilogía de la Ocupación” (Anagrama) recoge sus tres primeras novelas y desvela ese período siniestro con una prosa demorada y reflexiva que la academia sueca ha definido como la mejor versión moderna del memorialismo de Proust.

El Nobel a Modiano es una apuesta por la verdad en la literatura

Otro premio plenamente acertado de 2014 es la concesión del Cervantes a Juan Goytisolo, el gran “heterodoxo” moderno de las letras españolas, el escritor barcelonés que ha llevado a la lengua española a uno de sus más altos registros en el siglo XX, el ensayista que ha reivindicado hasta la saciedad el período más innovador y fecundo de nuestras letras y ha convertido a nuestros clásicos en verdaderos revolucionarios de las letras, el novelista que ha vuelto a introducir en la literatura occidental el gran aroma de la literatura árabe, un hombre que no ha cesado en los últimos treinta años (los que lleva viviendo en Marruecos) de tender puentes entre ambas orillas del Mediterráneo y que no pasa un día en que no intente que nos deshagamos del velo que nos impide mirar a nuestros hermanos del Magreb, como lo que son: hermanos, y no enemigos. Su ingente producción literaria y ensayística es un legado mayor de las letras españolas del siglo XX, un legado que ahora deben hacer propio las nuevas generaciones.

Juan Goytisolo merecía el Cervantes porque es una referencia literaria

En el lado negativo del balance de 2014 está, sin duda, la caída, o mejor llamarlo directamente “desplome”, de la venta de libros en España en los últimos cinco años, los más duros de la crisis. Desde 2009 a finales de 2013, la venta de libros ya había caído en Espana un 40%. Y, sin duda, esa cifra se ha incrementado en 2014 otro diez por ciento. De modo que 2014 finalizará con la cifra terrible de que hoy se venden en España la mitad de los libros que se compraban hace cinco años. Esto sin duda es una verdadera hecatombe para el sector editorial, pero también para otros, como las librerías, muchas de las cuales sobreviven heroicamente entre un campo de ruinas. En estos cinco años han desaparecido centenares de editoriales, se han hundido distribuidores, se han cerrado miles de librerías, las ediciones se acortan muy significativamente y las ventas caen en picado. La causa principal de este hundimiento no es ni mucho menos la llegada del libro digital  (que aún no llega a ser el 10% del mercado del libro en España), ni las descargas “ilegales” de libros, sino la brutal pérdida de poder adquisitivo de dos tercios de la población española, a la que ya no le llega el dinero para comprar libros. Esa es la terrible realidad actual.  Una realidad que puede llevarse por delante, o dejar muy dañado, un sector muy poderoso de la economía española, no en vano la industria editorial española era una de las más potentes del mundo. Pero, sobre todo, es un golpe muy duro a nuestra realidad cultural y literaria, que se asoma peligrosamente al abismo.

La caída de las ventas en un 50% coloca al sector al borde del abismo

No obstante, como contrapartida a esta negra situación, y como débil luz de esperanza, hay que constatar que al tiempo que se producen tantas quiebras y desapariciones, también está emergiendo, en medio de la crisis, un mundo de nuevas editoriales, nuevas librerías y nuevos escritores, que dibujan ya un panorama de renovación profunda del mundo del libro en España.

Pese a la gravedad de la  crisis, 2014 ha sido otro año cargado de buenos títulos y buena literatura. Vamos a intentar condensar en diez libros lo que ha sido, a nuestro juicio, lo más interesante literariamente del año. No se trata de una selección de los “diez mejores libros del año”, en el sentido de libros editados en 2014, sino de libros que sintetizan lo más relevante de lo ocurrido literariamente en el año, sea cual sea su fecha de publicación, y que nos invitan a empezar 2015 con un puñado de buenas lecturas (o de oportunas relecturas).

1. Cien años de soledad. Gabriel García Márquez

Poco se puede añadir ya a lo que se ha escrito sobre este libro infinito, “en el que cabe toda  la vida”, esta novela que traslada La Mancha a Macondo y es el Quijote de América. Sólo algo nuevo se puede añadir: que no hay mejor homenaje a García Márquez que leerla y releerla, y velar porque las nuevas generaciones de lectores sigan disfrutando con ella y sacando el nuevo jugo que nuevos tiempos y nuevos ojos aportan siempre a la lectura de cada “clásico”.  Pues no cabe duda que este libro ya es un clásico del siglo XX.

2. Trilogía de la Ocupación. Patrick Modiano (Anagrama)

Este libro contienen las tres primeras novelas de Modiano. El lugar de la estrella (1968) está narrada en primera persona por un judío colaboracionista (Raphaël Schlemilovitch) y mezcla en la trama personajes ficticios con otros que existieron realmente, entre ellos los escritores Louis-Ferdinand Céline, Pierre Drieu La Rochelle e incluso Marcel Proust. La ronda de noche (1969) está narrada por un agente doble que trabaja al mismo tiempo para la Gestapo y la Resistencia. Y en Los bulevares periféricos (1972), ambientada en el mismo período, Modiano introduce el tema -también muy presente en toda su obra- de la búsqueda del padre. Las tres novelas componen lo que hoy se conoce universalmente como “Trilogía de la Ocupación”, que constituye el verdadero ADN de la narrativa de este escritor, que fuera de su amistad y su relación inicial con Queneau y su movimiento (el Oulipo), siempre se ha mantenido al margen de las capillas literarias y de los grandes focos parisinos.

3. Campos de Níjar. Juan Goytisolo

De todas las obras de Juan Goytisolo, invitaría a leer o releer ésta. Escrita en 1959, “Campos de Níjar” se inscribe en un doble contexto: el de la rica tradición de la literatura de viajes y el de la crítica social, de la que el autor fue, ya en pleno franquismo, una figura señera. A ello hay que añadir la fascinación que el autor siente por esa comarca, luminosa y árida, del sureste andaluz y por las gentes que la habitan, sumidas en una pobreza áspera y desesperanzada. Crónica deslumbrante y honda, este relato permite adentrarnos en la mirada de uno de los escritores fundamentales de la literatura española contemporánea.

4. Kassel no invita a la lógica. Enrique Vila-Matas (Seix Barral)

¿Qué es este libro?, se pregunta el lector. Incluso el lector avezado. Incluso el transeúnte habitual de las complejas y diversas avenidas literarias de la obra de Vila-Matas. ¿Adónde vamos? ¿Adónde nos lleva? Sin duda, a dar un paseo. Lo que tenemos entre manos es un curioso documental, rodado por un paseante, que asiste, entre la inquietud y un cúmulo de expectativas, a un espectáculo muy fuera de lo común: una ciudad en el corazón de Europa convertida en el escenario provisional de un conjunto de obras de arte de vanguardia que intentan, nada menos, que rescatar el valor del arte en un mundo aniquilado, devastado, perdido. Kassel, como muchas otras ciudades alemanas y europeas, fue destruida por los bombardeos durante la segunda guerra mundial. Hoy es una ciudad perfectamente reconstruida. Ella y tantas otras han renacido de las cenizas. ¿Pero están vivas? ¿Son un mundo viviente? ¿O son simplemente el cuidado escenario por donde deambula una sociedad de zombis? ¿Está viva Alemania? ¿Está viva Europa? ¿Son algo más que un museo? ¿Tal vez un balneario de lujo, donde un mundo decrépito espera impaciente su final?

5. Así empieza lo malo. Javier Marías (Alfaguara)

Esta novela está ambientada en el Madrid de comienzos de los años ochenta, en los albores de la transición o, con más precisión, cuando esa transición comienza a convertirse en una fiesta colectiva e inconsciente, tras los años tensos de después de la muerte de Franco, y cuando ya se ha “pactado” o acordado no sólo una amnistía de todos los delitos del pasado, sino una amnesia colectiva, un olvido general de lo acontecido en los cuarenta años anteriores, un olvido que afecta no tanto a los grandes hechos, sino sobre todo a las pequeñas historias, las historias secretas y ocultas que tuvieron lugar durante la dictadura y cuyos actores -o muchos de ellos- tratan de borrar con gran efectividad a fin de fabricarse la biografía que necesitan para los nuevos tiempos. En este marco tan propicio para hablar de cuestiones como la oportunidad o inoportunidad de la verdad, sobre la conveniencia o no de desvelar los secretos, sobre la importancia del olvido o la necesidad de la venganza, Marías traza la historia de un singular triángulo.

6. El Impostor. Javier Cercas (Random House)

El libro cuenta la historia del sindicalista (anarquista) catalán Enric Marco Batlle, de quien se descubrió que había falsificado información para hacerse pasar como sobreviviente de los campos de concentración nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Javier Cercas convierte a este personaje real que se inventó su pasado en el mejor reflejo del autor,  de la sociedad y de nuestro tiempo. De todos nosotros, en fin, de una era en la que la verdad de las mentiras, y su reverso, dejan de ser un síntoma para convertirse en la verdadera enfermedad colectiva. Este formidable “impostor”, en la pluma de Cercas, se convierte en la imagen grotesca de nuestro tiempo.

7. Todo lo que hay. James Salter (Salamandra)

Tres décadas después de la publicación de su anterior novela, la aparición de “Todo lo que hay” constituyó el acontecimiento literario del año en Estados Unidos. Ambientada en las “décadas doradas” que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, en ella se dan cita los temas, inquietudes y pensamientos que han ocupado a Salter toda su vida, ese afán permanente por capturar los espacios íntimos, evanescentes, que todos albergamos y dejarlos grabados en tinta sobre papel. La narración de Salter es un deslumbrante y en ocasiones devastador laberinto de amor y ambición, un retrato intimista de las conmociones y los placeres de estar vivo. El éxito comercial de esta obra -llegó a los primeros puestos del New York Times- ha contribuido sin duda a que un público mucho más amplio disfrute de la maestría narrativa de uno de los autores norteamericanos más importantes de su generación.

8. Los reconocimientos. William Gaddis (Sexto Piso)

Muchos son los factores que hacen de “Los reconocimientos” una obra capital de la literatura estadounidense del siglo xx. Todo resulta abrumador en esta novela descomunal. Las obsesiones propias del universo narrativo del autor ya aparecen aquí en todo su esplendor: la crisis del arte como dominio privilegiado para representar la vida, la tensión entre lo auténtico y lo reproducible, y el imperio omnímodo de los farsantes y lo mercantil. Wyatt Gwyon, protagonista de la novela, es un pintor que aún cree en el sentido del arte en un siglo en el que éste está siendo desplazado, eclipsado, vaciado; pero paradójicamente Gwyon es incapaz de crear nada nuevo u original. Su habilidad reside en copiar minuciosamente a los maestros flamencos, y a ese gesto interminable y reiterado, el de construir una realidad desde el préstamo, entrega su existencia: la suya es la tragedia de quien no encuentra más salida que la restauración de un clasicismo que ya no cree posible. “Los reconocimientos” es una de las obras maestras de Gaddis y anticipó gran parte de la mejor ficción literaria USA que estaba por venir (Pynchon, DeLillo, Foster Wallace, etc.). Escritor de culto, William Gaddis (1922 – 1998) constituye una tradición en sí mismo.

9. Modo linterna. Sergio Chejfec (Candaya)

Los desconcertantes nueve relatos que integran “Modo linterna” se sitúan en un punto móvil entre la ficción y el testimonio, el ensayo y la introspección, la crónica de la experiencia y el registro documental. Al igual que en otros libros de Chejfec (Buenos Aires, 1956), el lector se encuentra frente a escenarios desconocidos y habituales al mismo tiempo: lugares que no buscan postular un mapa definido sino exhibir distintas formas de lo pasajero y de lo permanente. El autor parece apostar por versiones expandidas de realidad detenida, pues las historias se despliegan a la búsqueda de preguntas más que de respuestas. Con su particular estilo cadencioso y envolvente, Chejfec exhibe en este libro nuevas facetas de una escritura que ya se cuenta entre las más hipnóticas e inclasificables en el panorama del castellano actual.?

10. Poesías completas. Emily Dickinson (Visor)

Emily Dickinson (1830-1886) nació y murió en Amherst, pequeña población del estado de Massachussetts de donde apenas salió. Pese a llevar una vida retirada creó una obra ingente y de enorme trascendencia en las letras occidentales. La naturaleza, el amor, la muerte, la eternidad y la reflexión sobre la misma poesía son algunos de los temas que informan sobre dicha obra. Su estilo es elíptico y elusivo, de un profundo y original simbolismo. Hoy es reconocida como la mayor poeta de lengua inglesa, pese a que apenas publicó en vida unos ocho poemas. Para elaborar esta primera edición bilingüe de su poesía completa en el ámbito de la lengua española Visor ha seguido la edición canónica de Jonhson, que apareció por primera vez en 1955. Un libro formidable.

Previous El Narrador de la otra España
Next Manual de imposturas