McOndo es una corriente literaria de hispanoamérica surgido en la década de los noventa como reacción contra la tergiversación del realismo mágico, transformado por muchos editores en un mero objeto de consumo estereotipado.
Muchos escritores latinoamericanos vieron frustrados repetidamente sus intentos de publicar su trabajo fuera del mundo hispano, pues los editores de Estados Unidos y Europa creían que las obras de los recién llegados no eran lo suficientemente «latinoamericanas». Esto significaba que dichos autores no parecían lo suficientemente pintorescos ni folclóricos como para poder colocarlos en el mercado literario del Primer Mundo como obras latinoamericanas.
El chileno Alberto Fuguet narraba que en la década de 1980 sus relatos eran rechazados por editoriales estadounidenses que le daban una recomendación: “agrega a tus textos algo de folklore, cosas tropicales y exóticas, entonces vuelve a visitarnos”. En tal sentido los caracteres propios del realismo mágico habrían degenerado, según Fuguet, en meros recursos estilísticos para darle aspecto fantástico y exótico a la narrativa de América Latina, solamente para satisfacer el gusto de los lectores de Europa y Estados Unidos, expresando Fuguet su disconformidad por el pensamiento de los editores estadounidenses para quienes “lo latinoamericano se reduce a usar sombreros y machetes, y ver señoritas bailando guaracha”.
El término McOndo fue acuñado para hacer juego de palabras con Macondo, la población ficticia que sirve de trasfondo en la novela mágico-realista Cien años de soledad. La palabra McOndo, creada por el escritor chileno Alberto Fuguet, al mismo tiempo intenta describir el ambiente cotidiano en muchas de las principales ciudades del mundo hispano.
Se considera comúnmente que 1996 es el año de nacimiento del movimiento como corriente literaria, al publicarse en Santiago de Chile la compilación de historias cortas titulada McOndo editada por Sergio Gómez y Alberto Fuguet.
La ruptura del moviminto McOndo con la tradición literaria latinoamericana causó una subsiguiente polémica. Hubo críticos literarios detractores de esta corriente que calificaron a los autores McOndianos como “entreguistas y superficiales” que ignoraban la tradición literaria de América Latina ya consagrada a nivel mundial; pese a esto algunos autores del boom hispano, como Carlos Fuentes defendieron los méritos de McOndo como un acercamiento a una nueva realidad latinoamericana “del presente, no del ayer”.
Pero los McOndistas no arremeten contra García Márquez, sino contra la copia bastarda, aquella que ya es una repetición cansina y solo busca convertirse en una fórmula de éxito editorial.
Beben de la tradición pero quieren encontrar por sí mismos nuevos caminos. Justo lo que en su momento hizo Gabo.
C.Martínez