Costa Gavras estrena su última película “Edén al Oeste” una fábula llena de magia y emoción. El cine de Costa Gavras es siempre valiente, siempre insolente.
En la primera escena de la película un barco pirata cruza el mar Egeo cargado de hombres con rumbo hacia las principales capitales europeas. Los corsarios atacan a los piratas y confiscan el botín. Solo los que como Elías, se lanzan al mar consiguen escapar. Prefieren morir ahogados a ser deportados.
La vieja Europa necesita a los inmigrantes para mantener su estatus pero hoy cuando las balanzas comerciales son negativas, cuando las multiplicaciones no cuadran, los escupe, no es posible amortizarlos y los devuelve al mar. De Elías, protagonizado por Ricardo Scamarcio solo conocemos su nombre pero le acompañaremos en su viaje durante toda la película. Un viaje donde conoce el paraíso y el infierno. Elías siempre está huyendo, siempre escapando, esté donde esté le persiguen. Costa Gavras huye del melodrama en esta película llena de contrastes, contrastes de clase y llena de preguntas sin contestar.
Edén al Oeste es una película de contrastes de clase. ¿Acaso el Paris de la luz no brilla gracias al trabajo de los inmigrantes?
Edén al Oeste es una fábula, pero una fábula puede ser muy política. En su viaje Elías encuentra el paraíso y el infierno. La riqueza de Paris viene de la explotación. Hoy hay un nuevo tipo de explotación, solo en Francia hay 400. 000 inmigrantes que trabajan ilegalmente. No tienen papeles, no existes, son como modernos esclavos incluso sexualmente
El capitalismo necesita desplazar ejércitos enteros de hombres. Pero hoy con la crisis se deshacen de miles de ellos, y los gobiernos, sean más conservadores o más liberales organizan la caza y expulsión de inmigrantes…
No importa si el gobierno es de derechas o izquierdas, la economía finalmente dirige los países. Francia necesita a los inmigrantes, ahora ya no, hoy se les considera un problema pero sobre todo un peligro. La policía los está cazando, de hecho Elías en la película siempre está huyendo, siempre está escapando
En la película están escenificadas las relaciones de poder entre los distintos personajes. Pero cada personaje sea un sin papeles o un republicano como Jack Lemmon en Missing toma una posición distinta.
Me interesan mucho en todas mis películas las relaciones de poder entre los distintos personajes pero quise evitar el maniqueísmo, hay una idea de “los obreros son buenos, los proletarios son malos” y nunca ocurre así. La sociedad en este caso va por delante de los propios gobiernos. Missing es fiel a la verdadera historia de los Horman. El padre, protagonizado por Jack Lemmon, republicano y conservador descubre quienes son verdaderamente los EEUU. Todos sus valores cambiaron.
Un personaje canta en la película “En esta guerra sin batalla quien nos liberará, quien nos iluminará”. Usted habla del desarraigo, pero no solo de la patria sino de las banderas…
Es una guerra permanente sin batallas. No hay una verdad, es difícil tomar hoy una posición agresiva. ¿Qué hacemos? ¿Nada? No, nada no ¿votar? La política no es votar a un partido u otro, el poder es política. Europa no es la solución, es imposible tomar decisiones políticas. La economía es un poder absoluto y las democracias actúales no pueden cambiarlo
En “Confesión” denunció el fascismo soviético. Hoy toda una generación no es capaz de contestarse porque la URSS se convirtió en fascismo para su pueblo e imperialismo para los países del bloque. ¿Busca alternativas y no las encuentra?
Yo me pregunto qué hacer pero no tengo la respuesta. No quiero hacer un discurso político o universitario, en la película planteo una pregunta pero no se contestarla. Los cineastas no tenemos la verdad, no tenemos soluciones pero si tenemos muchas preguntas
Desde que usted rodó Missing las reglas en Hispanoamérica han cambiado. ¿Cómo valora los cambios políticos que se están sucediendo?
Antes decían que la URSS no iba a cambiar nunca, y finalmente cayó; pensaban que América Latina seria siempre el patio trasero de los EEUU y mira hoy: Venezuela, Cuba, Bolivia, Brasil… La gente ha luchado y finalmente han encontrado un camino. Siempre hay soluciones, aunque sean dramáticas, agresivas, aunque los cambios no sean los ideales. Todo cambia, todo se mueve
Cuando rodó Missing o Z sus películas eran tachadas de ser teorías conspirativas pero hoy se han desclasificado muchos documentos, y la intervención del imperialismo norteamericano en el golpe de Chile es conocida por todos…
El imperialismo es una palabra muy usada, ha perdido su sentido. La palabra quiere decir exactamente lo que quiere decir, pero el término se usó tanto por los soviéticos, que eran también imperialistas que ha perdido su fuerza dramática.
El final de Missing quedó abierto, ¿piensa realizar la segunda parte?
Sí. Nosotros únicamente sabemos que Kissinguer tuvo un papel muy importante en el golpe de Chile, pero ¿exactamente cuál? Nos gustaría poder contestar a esa pregunta en la segunda parte, pero el Departamento de Estado nunca nos dio acceso a los documentos, solo hemos visto papeles censurados
Utiliza usted elementos de la tragedia griega en sus películas. Frente a un cine de introspección psicológica usted coloca a sus protagonistas ante conflictos colectivos
Me gusta contar historias como en los mitos griegos, quiero emocionar. Los films que me han interesado siempre son los que hablan de la sociedad, pero los cineastas no tenemos que hacer arengas políticas, me gusta que la historia tenga huecos, vacíos, que el espectador los rellene. Los conflictos vienen del ambiente, de la política. Pero también es necesario tratar la psicología del personaje, esa implosión, ese desgarro del personaje. Tienes que representar un problema social en un individuo.