Ida, una revelación


Ida, una revelación

Ida dirigida por Pawel Pawlikowski, Oscar 2015, es una bendición.

Anna una novicia a punto de tomar sus votos descubre que es judia. Su verdadero nombre es Ida Libenstein; antes de jurar castidad, pobreza y obediencia, Ida tiene que enfrentarse a un reto que pondra a prueba su fé.  Buscará a sus padres asesinados durante el nazismo de la mano de su tía Wanda,la Roja, fiscal durante el estalinismo, implacable contra los enemigos del pueblo, que la acompañará en la busqueda de sus orígenes que es también su busqueda.

Ambientada en la Polonia comunista en 1962 la pelicula escarba en las secuelas de la invasión nazi pero también en la amnesia y la complicidad de un país borrado. Ida no es una película más sobre el holocausto, Pawlikowski habla sobre la fe católica; el comunismo, la culpa y el perdón.

       Interpretada por la debutante Agata Trzebuchowska en el papel de Ida y la veterana Agata Kulesza en el papel de Wanda La Roja. Ida es una joven en el umbral de la vida pero es un personaje fuerte que le define su fe. Ha vivido siempre protegida en el convento y comienza un viaje de iniciación a la vida. Trzebuchowska es una bella paradoja; un rostro infantil y una interpretación estoica.  Al contrario Wanda, también judía, es un personaje dividido; es una reencarnación de lo que es la vida: idealista, cruel, divertida, horrenda... Fue fiscal durante el stanilismo en los años 50, célebre por condenar a muerte a muchos contrarevolucionarios. Pero Wanda, la Sangrienta, es una mujer a la que le gusta bailar y hacer el amor. Su alma es un campo de batalla. Defenestrada por sus propios camaradas Wanda es un personaje desgarrado por el pasado, por las contracciones ideológicas y por el presente devastado y muerto. Con la llegada de Ida Wanda encuentra una familia. Juntas recorren un viaje catártico con muy distinto final para cada una de ellas en la que tendrán que enfrentarse a su identidad y a las decisiones del pasado.

Por primera vez un director de cine polaco gana el oscar a la mejor película en habla no inglesa. Ida, era el rival más fuerte de la comedia argentina Los relatos salvajes producida por los hermanos Almodovar.  Pawlikowski  vuelve a poner el cine polaco en el mapa.

El director reflexiona sobre el significado de ser religioso en Polonia. ¿Tienes que ser polaco para ser católico o ser católico para ser polaco? se pregunta. Pero Ida no es una película religiosa sino sobre el sentimiento religioso. La fe no como una convención religiosa sino como algo más trascendetal, profundo y real.

Ida vive en los márgenes de cada fotograma

Ida es la vuelta a casa del director. El filme nace de un drama personal y de su vuelta a su ciudad natal, Varsovia. Ida es un film hecho de recuerdos de la infancia, sobre la postguerra, el movimiento beatneak , el jazz y la mencolía del país. Pawlikowski ha recibido críticas de sus compatriotas que todavía hoy no reconocen la colaboración polaca con el régimen nazi. Ambientada en 1962 años después tendrán lugar las protestas de estudiantes y las purgas antisemitas del Partido Comunista en Polonia.

Una película llena de silencios elocuentes, rodada en un intenso blanco y negro, en cuatro tercios, sin movimientos de cámara y con un encuadre que encarcela a los personajes en cada plano. Todo ello para conseguir una realización “ascética”. Ida es una película orgánica en la que el guión, la realización,la interpretación, la fotografía, el montaje y el sonido tienen idéntica importancia y están al servicio de contar una historia y no una idea estética.

Ida vive en los márgenes de cada fotograma. El director rompe las normas de composición clásicas situando a sus personajes desplazados del centro del cuadro. En cada toma hay mucho espacio por encima de las cabezas de los personajes pareciendo en ocasiones enanos.  Los personajes siempre miran hacia abajo tristes y perdidos bajo ese inmenso cielo que les oprime. Pawlikowski construye un nuevo horizonte. Encuadrando los planos con tanto aire por arriba las figuras parecen perdidas en el espacio de una forma vertical. El espacio, el aire, se convierte en algo opresivo que sugiere algún tipo de ausencia.

Pawlikowski escribe una nueva gramática cinematográfica huyendo de la estética del cine actual.

Ida habla sobre la fe católica, el comunismo, la culpa y el perdón

Sin movimientos de cámara Ida está rodada con planos fijos a excepción del  último plano. La emoción surge de la composición y de la luz.  La cámara no acompaña a los movimientos emocionales de los personajes, al contrario, los encierra de la realidad. Sólo en el último plano un traveling describe la liberación de Ida.

Ida es una película oblicua. La pantalla cuadrada ( 4:3 ) frente al formato panorámico le permite al director apretujar el universo que fotografía, centrarse en sus personajes sin mostrar demasiado el paisaje generando un espacio fuera de campo para la imaginación del espectador. 

Lukasz Zal fotografía esta historia en un brillante blanco y negro tan intenso como la interpretación de las actrices. Ida no es una película pesimista a pesar del dolor; la luz brillante de la fotografía llama a la piedad.

Cortra la políticas de producción Pawlikowski trato de rodar las escenas en orden cronólogico, casi siempre en una sola toma y sin mover la iluminación buscando que cada composición tuviera ritmo y música.

Entre el cielo y la tierra

El jazz sirve en la película como bisagra entre dos mundos. Ida se enamora de un saxofonista a través de su música, descubriendo un universo de sensualidad que ella desconoce. Para un intérprete de jazz como Pawlikowski la escena de Coltrane “es una historia de amor contemplativo perfecta”

La banda sonora con temas como 24.000 baci de Adriano Celentano, Naima de John Coltrane y  las versiones interpretadas por una  Joanna Kulig, es un reflejo de una determinada coyuntura sociocultural . Polonia, epicentro del jazz en Europa del Este, fue el país menos aislado del bloque comunista. Después de un periodo de censura hubo una explosión de bandas polacas de jazz, rock, pop, rockabilly... Pawlikowski describe un país gris y opresivo pero evocador. Polonia es mostrado como un pais devastado por la guerra y el “socialismo real “ pero con una gran vitalidad.

Con un sorprendente y nada convencional final Ida es una lección de cine, un regalo de película para los creyentes y los profanos.

Un polaco excéntrico

Su filmografia es expresión de su ciclo vital. Pawlikowski ha desarrollado su carrera principalmente en Inglaterra. Despues de años rodando documentales para la BBC  ha rodado por primera vez en Polonia Ida galardonada con el London Film Festival, el European Academy Awards, los BAFTA, los Goya y el Oscar. Pawlikowski entiende el documental no como un género periodístico sino como una forma de expresión artística. Heredero de los documentalistas polacos de los 70 censurados y perseguidos su película Twockers significó su transición entre el documental y la ficción. Entre sus mejores títulos destacan el documental Epica Serbia 1992, el drama La Mujer del Quinto, Mi verano de amor, y Last Resort ganadora de una BAFTA

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