Y el pintor nos correspondió convirtiéndose en un amigo de los Ateneos, ofreciendonos fascinantes debates en Madrid, Valencia o Vitoria, o regalándonos un taller de pintura en el Ateneo Madrid XXI.
“Cuando vas a un museo y entras en la sala donde está el arte español, tiene algo muy fuerte, muy poderoso, muy dramático y muy sombrío. Y en los buenos momentos un tipo de dignidad, de nobleza, de trabajar sobre los elementos digamos modestos del mundo. Hay una falta de pretensiones que le dan un carácter especial al arte español. El español, el buen español, mira de forma muy intensa las cosas. Yo creo que la fuerza de Velázquez, la fuerza incluso de Picasso o de Chillida, del buen español, es que mar y ve más en las cosas reales; en las cosas que ve todo el mundo, el español ve un poco más. A lo mejor si el español tiene que hacer una Virgen María la hace peor que un italiano, pero si tiene que hacer un nabo lo hace mejor que nadie.
Y efectivamente está en toda la cultura española. Santa Teresa es española y ya está. Es que somos paisanos. Comparada con una santa austriaca o italiana podría parecer una mujer excesivamente prosaica, pero sabemos que no. La fuerza de Santa Teresa está en esa intensidad con que puede mirar este vaso. Cuando dice que dios está entre los pucheros eso tiene mucha miga. La pintura española es eso, el arte está también entre los pucheros, Las Meninas es eso, La vieja friendo huevos es eso.
El arte español con todas sus limitaciones posee sin embargo una capacidad de acercamiento a los seres vivos como no lo tiene ningún arte desde la época antigua. Es decir, Goya, Zurbarán, Picasso en algunos momentos, Meléndez, algunos Ribera, Velázquez, Cervantes…Hay un desdén para el disimulo que le posibilita para afrontar la verdad con un simplicidad maravillosa. Cuando ves la obra de Velázquez o Goya, cuando sientes lo que es Cervantes o el Lazarillo de Tormes entiendes lo maravilloso que es el acorde español y su aportación al arte universal.
Y tiene esas características, esa calidez, ese desdén por lo insustancial, por lo bonito, esa necesidad de especialidad, ese amor por el mundo, que se antepone a cualquier otro concepto de lo estético, que me parece único. Yo cada vez estoy más convencido de la necesidad de defender mucho lo español. a un ricacho de su época, Velázquez debía parecerle excesivamente seco. Porque una seda de Van Dyck es más sedad que la propia seda. Y una seda de Velázquez no es más que una tela. Y esa es la gran maravilla. ¿Qué es un diamante? ¿Porque va a ser más que una piedra? ¿ quién se ha creído eso?
Subiéndote por encima de los conceptos, lo maravilloso es que respetan sólo que hay que respetar. Y lo demás lo aparcan. Y claro, lo que hay que respetar ocupa tanto espacio que que desdeñan muchísimas cosas. En un bodegón de Zurbarán faltan muchísimos detalles que sí están presentes en los grandes pintores de su época; pero en un sólo limón de Zurbarán está contenido todo el Universo. Esa es la diferencia: una forma de acercamiento, una forma de trabajar que es absolutamente sagrada.
Al ver sus cuadros notas que o lo hacían así o no lo podían hacer, tenían una condición que les obligaba a transitar por caminos que se atreven a transitar pocas personas. No quieren engañar, lo que necesariamente, implica un compromiso y un sacrificio”
Antonio López en el Ateneo Madrid XXI from Deverdadtv on Vimeo.